Eran las 15:30 (GMT) del martes cuando saltó el bombazo del día en los mercados: "la web" de la influyente agencia Bloomberg informaba que Twitter iba a ser adquirida por US$ 30.000 millones. Los inversores se volvieron locos y las acciones de la red social se dispararon. Sólo había un problema: la web que dio la noticia era falsa.
La cotización se disparaba más de un 8%, cuando momentos antes la subida de la compañía era de poco más de dos puntos porcentuales.
Minutos después, Bloomberg se enteró de lo que estaba sucediendo y aseguró que no era responsable de la información.

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