La Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos, FCC, dio ayer un paso adelante en la defensa de un Internet libre y en contra de los canales de pago de alta velocidad, en una decisión considerada histórica.
“Hoy es un día para recordar”, señaló Tom Wheeler, presidente de la FCC, tras la conclusión de la votación de ese organismo federal independiente.
La propuesta, que considera Internet un servicio público y, por lo tanto, sujeto a una más estricta regulación para garantizar la igualdad de acceso, contó como era de esperar con el respaldo de los tres miembros demócratas y la oposición de los dos republicanos de la FCC.
“Internet es demasiado importante para permitir que los suministradores de banda ancha sean los únicos que establezcan las reglas”, afirmó el titular del organismo regulador.
De este modo, la FCC recalca el deber de asegurar que las grandes compañías proveedoras de la Red, como Comcast o Verizon, no puedan ralentizar el acceso a determinados portales web o que establezcan “canales rápidos” por los que cobrarían un precio adicional.
La cuestión ha suscitado debate con críticas desde asociaciones de usuarios de Internet que han alertado del impacto que tendría dejar sin control las grandes operadoras. Por su parte, estas compañías habían argumentado que este aumento en la regulación desalentaría los procesos de innovación.

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